09 noviembre 2017

Guanajuato, hablemos de cosas serias


Tras cuatro días de estancia en CDMX, recibí el mensaje usual de John Doe diciendo que me extrañaba, pero esta vez, éste iba acompañado de un "Tú y yo en Guanajuato. Piénsalo" (el dude es un cliché, no lo juzguen). Lo pensé mucho, como por 15 minutos, analicé pros y contras que terminé tirando a la basura porque enamorada, impulsiva y loca siempre he sido, llegué al departamento en la noche y compré el boleto para pasar dos días en esa ciudad tan pintoresca.

Pero, hablemos de cosas serias...
Viaje.
Tomé un camión de la CDMX a Guanajuato en la Central de Autobuses del Norte, ya que ésta era la única que iba hacia allá, me fui como por las 5:00AM ya que serían 5 horas de camino y quería aprovechar para conocer la ciudad lo más que pudiera (y evidentemente pasar el mayor tiempo con John Doe). Mis experiencias en camión no han sido las mejores, por lo menos para viajar desde Tijuana a cualquier otra ciudad en ese tipo de transporte va acompañado de gallinas y niños llorones, y eso esperaba en este mini viaje.

—Ya te vi en pueblerina bajando del camión entre gallinas. No te vamos a reconocer cuando vuelvas, amiga— dijo Bob el constructor, ocasionando que A y B se rieran de mí.
—No me importa, lo pago. — contesté mientras guardaba lo menos posible en mi mochila.
—Que no se te olvide tu foto en el callejón del beso, ridícula —remató A, y todos volvieron a burlarse de mí.

El costo final de ida y de vuelta fue de $940 pesos mexicanos, la compañía fue "Primera Plus", la cual recomiendo totalmente, éste contaba con wifi, televisión, asientos súper cómodos, incluso contaba con conexión eléctrica, yo me sentía soñada.



Transporte.
Durante mi estancia sólo tomé dos camiones, uno de la Central de Autobuses de Guanajuato al centro de la ciudad y otro de regreso, ambos costaron $6 pesos mexicanos.

La verdad es que el centro de la ciudad es para andar caminando, no hay necesidad de andar en transporte público, esto por las calles tan angostas y porque para conocer la ciudad es mejor andar caminando por sus callejones.

Comida.
La diferencia entre estar con A, B y Bob el constructor, y de estar con John Doe, El Doctor y El desaparecido, fue bien notorio en la comida (y el que eran dudes siendo dudes); mi primer trío buscaba comida crudivegana y fancy la cual resultaba costosa; los segundos buscaban que estuviese barato y rico, y en Guanajuato se podía encontrar eso en cada esquina, probablemente por el apoyo a los estudiantes universitarios de la ciudad.

Comí comidas completas por $50 pesos mexicanos.



Tours y museos.
Sólo tomé un tour, una fusión de tiempo y pereza, pero con ese bastó para que las deudas que me cargo ahorita valieran la pena. En la Plaza de los Ángeles estaba una especie de stand con distintos tours  y actividades que podías realizar en la ciudad; yo tomé el tour San Miguel Allende, gracias al cual pude conocer "La tumba de José Alfredo Jiménez", "Casa Museo José Alfredo Jiménez", Dolores Hidalgo y Atotonilco, lugares tan chulamente hermosos que te enamoran con el simple hecho de pisar sus suelos.

El tour me costó $250 pesos mexicanos.

No fue el paseo romántico que esperaba, en sí no hice nada de lo que esperaba, pero pasé dos días lejos del ajetreo de una ciudad tan grande como lo es la CDMX, y después de tanto, caí en cuenta de que se puede tener una plática bien interesante y fructífera con quien menos esperas, y que sin duda alguna, debo volver a esa increíble y pintoresca ciudad.

En resumidas cuentas, es una ciudad bastante económica, incluso las artesanías fueron bastante baratas, yo en dos días gasté menos de $700 pesos mexicanos, dándome una buena vida (como abran notado en mis instastories).

Y de la historia con John Doe, pues ni al caso hablar, porque como José Alfredo Jiménez, me tocó dar la media vuelta e irme como el sol cuando muere la tarde, deseando que ojalá le vaya bonito.



NOTA:
El hospedaje se los debo porque yo me lo ahorré.
Las fotos también se las debo, pero les juro que vuelvo.

Nos vemos en el próximo post.

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